Ebugogos: Terror ancestral

Por Edel López Olán (Permanencias Voluntarias)

Los ebu gogos son criaturas humanoides que aparecen en la mitología de la Isla de Flores, Indonesia. ​ En la lengua nage, ebu significa «abuela» y gogo significa «el que come cualquier cosa» lo que también puede traducirse cómo «ancestro hambriento».

De acuerdo a las leyendas los Ebu Gogos son buenos caminantes. Rápidos corredores de alrededor de 1 metro con 50 de alto. Según se dice tienen narices anchas y planas, caras anchas con bocas grandes y cuerpos peludos parecidos a simios erguidos, muchos lugareños afirman que murmuran en lo que parece ser un propio lenguaje, capaces de repetir lo que se les dice como si fueran loros.

En 1977 tres científicos se adentraron en las inhóspitas profundidades de la Isla de Flores para realizar un estudio de las aves que habitaban la región. El contingente se encontraba formado por el guía del grupo Drajat Saputra, el Dr. Gary Ward y el Dr. Timothy Darrow. La tercia de aventureros se adentró en la oscuridad de la jungla sin saber, que ahí, en la inmensidad de esa enorme isla terminarían sus días envueltos en el terror de la muerte.

El Dr Timothy Darrow fue acusado en el tribunal de Indonesia por haber asesinado a sus dos compañeros. Los cargos iban desde homicidio hasta pobable canibalismo. Al parecer y según el testimonio de este científico, no fue él quien los asesinó, si no que fueron unos seres pequeños, parecidos a simios humanoides, los cuales mataron, torturaron y se comieron a sus dos compañeros de expedición y que, según los mismos lugareños, probablemente sean los Ebugogos.

Timothy, luchó con todas sus fuerzas para poder demostrar que él no había matado a sus compañeros de viaje, pero la insistencia de su propia inocencia no le valió para mucho.

El Dr Timothy Darrow fue condenado a 30 años de cárcel por haber por el homicidio del Dr Gary Ward y su guía de la expedición Drajat Saputra pues al parecer el mismo Darroy se comió a su amigo el Dr. Gary Ward.

Según los testimonios de los agentes que llevaron a cabo las investigaciones, confirmaron que el cuerpo del Dr. Gary Ward nunca se encontró después de revisar más de 5 kilómetros de extensión de selva virgen. El único cuerpo encontrado en la escena del crimen fue el del guía Drajat Suputra.

Las teorías, según varios entrevistados y ex colegas de Timothy Darrow, el doctor se encontraba obsesionado con el folclor de la isla de Flores, incluso, sus narrativas sobre el cómo esos seres practicaban el canibalismo asustaron a más de uno en su universidad.

Los informes forenses aseguraron que el cuerpo del guía presentaba lesiones aterradoras provocadas por un “animal de gran fuerza”. Tenía mordidas en las piernas y los huesos de su pie izquierdo estaban totalmente machacados. Su cabeza estaba abierta en dos y muchos de sus órganos no estaban presentes.

En el juicio, el Dr. Darrow aseguraba que un grupo de seres, parecidos a pequeños gorilas, los habían atacado por la noche, todo esto mientras muchos especialistas y lugareños aseguraban que el doctor culpaba a la leyenda del Ebu Gogo para salir adelante de sus acusaciones y de sus obsesiones enfermizas sobre la leyenda del Ebugogo.

A pesar de los rumores de que los Ebu Gogos son parte de las leyendas urbanas contemporáneas en 2003 el arqueólogo Richard Hoemboeck desenterró a una especie de humanos desconocida; unos hombres de un metro de altura, bautizada como Homo Floresiensis considerado, uno de los descubrimientos más importantes de la Historia de la Antropología.

El descubrimiento de un eslabón perdido que había habitado en la remota y virgen espesura de la selva tropical de la Isla de Flores y que había pasado desapercibida hasta 2003.

Este Homo Floresiensis tenía el cráneo muy pequeño y los pies muy grandes. Lo más increíble es que no se parecía a nada conocido hasta ahora. Se tiene evidencia que utilizaban piedras de sílex y, según diferentes expediciones, vivió hasta hace unos 50.000 años, en la Isla de Flores donde se habla con terror del Ebu Gogo, cuya leyenda es un equiparable al Boogeyman norteamericano.

En el 2005 el Dr. Richard Hoernboeck se adentra en la espesura de la jungla de Flores. Al llegar a la aldea de los Nage le hablaron más sobre su descubrimiento y del Ebu Gogo. Los habían visto en los árboles, pero también en el suelo y caminando sobre dos patas. Soltaban un gritos estridentes y horrorosos, se comían sus cosechas y, en ciertas épocas, sobre todo muy calurosas, se llevaban a los niños pequeños y se los comían.

Pero como toda leyenda, siempre quedaban las versiones encontradas entre los pobladores. Unos decían que no los habían visto desde hacía más de 100 años. Otros decían que los habían visto recientemente. Uno de los pobladores, según los escritos del Dr. Hoernboeck aseguró que hace años había llegado un extranjero a la aldea de los Nage y que decía haber visto al Ebu Gogo.

El aldeano comentó a la expedición que el extranjero llego de la jungla después de haber estado perdido por más de tres días y también le comentaron que estaba cubierto de cortes, tenía la ropa destrozada y cubierta de sangre. Se desmayó poco después y fue retenido por la policía.

Según las investigaciones, en la supuesta escena del crimen se encontró una piedra de Silex con la que se supone se había descuartizado el cadáver de Gary Ward, el mismo tipo de Silex que se había encontrado en las Cuevas de Liang Bua.

Es entonces cuando el Dr. Richard Hoernboeck decide visitar la cárcel de Kerobokan en Bali, donde estaba como recluso el Dr. Timothy Darrow, para averiguar como había conseguido aquella piedra de silex.

Al conocer la noticia, Richard solicitó al gobierno de visitar en la cárcel a Timothy Darrow, donde, frente a frente, el doctor solicitó información al Darrow que ya se encontraba fuera de si por las largas noches sin dormir o dormir de pie en una de las cárceles con mayor sobrepoblación del mundo.

Ahí, Richard le preguntó sobre el aspecto de los seres que los habían atacado: “Eran pequeños, oscuros y recubiertos de pelo excepto en la cara. cuando lo mirabas de cerca, te dabas cuenta que era inteligentes y sin miedo a los humanos” aseguro Darrow

Darrow, le dio la ubicación exacta en donde podrían encontrar la cámara donde una mañana, siguiendo la rutina habitual escucharon un grito muy fuerte y muy estridente que antecedió al ataque.

Richard Hoernboeck pasó los últimos años de su carrera intentando demostrar que el Ebugogo no era solo una leyenda, que estaba tan vivo como la misma isla y que debía salir de la cárcel para demostrar que todo el terror vivido era real y que asolaba en la selva a todos los Nage, Nage, pero Darrow murió en el año 2013 dejando un mar de dudas a su espalda, dónde el Ebu Gogo seguirá vagando a través de la bruma de la selva indonesia entre versiones y juicios, ahí, en el lugar donde la realidad y la ficción se entretejen en lo desconocido, cerca de la oscuridad.

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